Dentro del programa "Las bibliotecas, espacio para pensar" el politólogo Carlos Gil de Gómez ha charlado sobre la actualidad en: "Retórica y Política: vencer y/o convencer en tiempos convulsos".

Las obras recomendadas son las siguientes:

• ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, Lewis Carroll.
• ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO, Lewis Carroll. 
• LA PUBLICIDAD Y SU PODER. LAS TÉCNICAS DE PROVOCACIÓN AL CONSUMO, Eric Clark.

La Retórica como herramienta de comunicación tenía cuatro característica en la Grecia clásica: convencer y persuadir, sin destruir al contrario; la razón, consideración hacia el “otro” que es como él; la pedagogía, como forma de enseñar los argumentos propios a los ajenos y la poesía, como arte y belleza en el discurso. Hoy en día, poco o nada queda en el discurso político de la vieja Retórica.

La palabra y la comunicación suelen considerarse de una forma neutra, “inocente”, un medio para transmitir ideas y suele olvidarse que es un fin, una forma de apropiarse del mundo, de hacerse con el poder y de legitimarlo. Por este motivo, es fundamental pasar por el tamiz de la crítica las palabras que se usan para describirla. Lyotard dice que la revolución es una "ceremonia de reapropiación del mundo".

El personaje de Lewis Carroll, Zanco Panco, resume esta idea que relaciona el poder y la palabra. Dice Zanco Panco a Alicia, "cuando yo uso una palabra, quiere decir lo que yo quiero que diga... Ni más ni menos"; "La cuestión --le replica Alicia-- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes". "La cuestión -- zanjó Zanco Panco-- es saber quién es el que manda".

Las palabras no son esos conceptos neutros que pretenden nuestros diccionarios, porque cuando salen de los mismos y bajan a la calle, se tiñen del modo de pensar imperante en una sociedad, de su ideología. En ocasiones, determinadas palabras se imponen… Eje del mal, cambio climático o crecimiento negativo, pretenden describir la realidad de una forma interesada.

La comunicación política es un posicionamiento estratégico de los partidos políticos y las instituciones públicas, el soporte fundamental de los medios de comunicación tradicionales –prensa, radio y televisión–, y los cambios producidos en el modelo clásico tras la irrupción y paulatino asentamiento de las Nuevas Tecnologías –Internet y las redes sociales–

La actual comunicación política convive con conceptos como la propaganda, la publicidad política o el marketing político. La evolución de estas nuevas formas de comunicación va en paralelo con la pérdida de ideología de los partidos (partidos atrapatodo), con las nuevas avances tecnológicos (TIC´s, redes sociales) y con la mercantilización de la política (partidos como vendedores, votantes como consumidores, voto como forma de pago e “ideología” como producto o bien a comprar. En la actualidad el Marketing Político es el uso programado de técnicas de comunicación, publicidad y relaciones públicas, dirigido a conseguir adhesiones y también para destruir la imagen del adversario ante la opinión pública.

Hasta la década de los 50 no encontramos un verdadero interés de los partidos políticos por dedicar fondos específicos para la comunicación política, siendo la radio el principal medio utilizado. Espacios cortos y directos que presentaban a los candidatos con héroes.

La campaña presidencial de 1960 es la campaña que mejor refleja el poder de las imágenes sobre las palabras… quién no recuerda a Kennedy contra Nixon. El candidato (o su imagen, mejor dicho) terminan fagocitando al partido y a la ideología.

El empleo de las nuevas tecnologías permite (campañas 2.0) un liderazgo absoluto y permanente, con un mensaje a modo de slogan que parece resumir principios, ideas e idearios en una sola frase.