Editores, libreros, creadores, bibliotecarios, lectores están preocupados ante un futuro incierto que amenaza al mundo del libro en medio de una sociedad que seguramente será una sociedad más empobrecida, con más diferencias y en las que las bibliotecas van a jugar un papel importante de acceso a la lectura, a los libros, a la información.

Parece que hay acuerdo en que ya antes de esta situación, el libro no estaba en su mejor momento, solo había una leve capa llamada mejora, pero que en realidad, solo era una recuperación lenta y, no para todos, de la crisis de 2008. Había muchos problemas, hay muchos y seguirán, si no se toman medidas ya.

De todo este mundo, parece que el eslabón más débil, el que más preocupa son las librerías, espacios que deben verse no como meros comercios, sino como entes culturales, como lugares de encuentro, de agitación cultural. Este es su verdadero valor añadido y que se debe visibilizar y potenciar, esto es lo que permitirá hacer frente a monstruos como Amazon.

No parece que el libro digital preocupe demasiado, no se ve rival, no se ve enemigo, si hay una preocupación por la piratería, gente que valora la cultura, que está formada, y que piratea libro sin ningún reparo, como si fuera lo más normal, sin valorar para nada lo que hay detrás de ese libro.

No parece haber acuerdo ante el mundo del comercio on line, ¿deben las librerías ir hacia ahí o deben ignorar ese campo? 

Parece claro que el mundo del libro necesita de la ayuda institucional de que hay una voluntad firme de apoyar al sector libo y para esos hay acciones que no parecen demasiado complicadas y que salvarían muchas librerías:

• El libro debe estar fuera de la Ley de contratación 
• El libro de texto debe siempre ir al canal librería como lugar de venta.

Pero hay optimismo, el confinamiento ha permitido o debe permitir un tiempo de pararse sosegarse y reflexionar, mirar el futuro con ganas y siendo conscientes que hoy, más que nunca, se debe trabajar unidos y sobre todo visibilizar el mundo del libro ante una ciudadanía intentando llegar más allá de esas personas que ya son lectoras. Se necesita potenciar, fomentar la lectura, recuperar a la juventud, potenciar lo cercano, dar a conocer a nuestros autores y autoras, y para todo ello se necesita un apoyo fuerte institucional.

Editores, libreros, creadores, bibliotecarios queremos una sociedad donde el libro tenga el reconocimiento y el valor que realmente tiene, toda la cadena del mundo del libro trabajará unida y reclamará a las instituciones los apoyos imprescindibles para que cuando salgamos el libro siga ahí, que para cuando volvamos a las calles nuestras librerías sigan ahí.